#ASDKLJASDLJA es que de vdd cree que su alma está conectada con la de mary : (

[yungbeefz]

Se ríe entonces. —Creo que toda la ciudad está olvidada por dios. —Considera. Por eso se ven tantos adictos en la calle, deformando su cuerpo por causa del fentanilo, o andando sin zapatos por la acera, entre las ratas y las cucarachas que son tan grandes que bien podrían considerarse animales domésticos como los gatos. Keith adora Manhattan y siempre se ha sentido levemente atraído a la suciedad, eso que la veía a través de los vidrios polarizados de los coches negros Alfa Romeo que lo llevaron siempre de tal punto a tal punto. La extraña un poco, aunque la zona de la bolsa londinense puede llegar a parecerse. La capital inglesa también le gusta. Le gusta el aspecto raído de los puentes antiguos y de las casas que no se han refaccionado en siglos. Se siente como si fuera un hombre importante, como el gran Sherlock de Conan Doyle, ese que consumía cocaína inyectable y fumaba de una pipa. Keith le da una calada a su cigarro y luego lo tira por el barandal de la terraza, desinteresado en a quién pueda caerle encima. Se ríe ante el comentario, risa sincera y un poco nerviosa como casi todas las risas de Keith Allen. Ahí se anima a mirarla. Cree que es muy bonita, por lo que no dura mucho aquello. Piensa en que todavía extraña a cierta chica de la universidad, esa que medio andaba con su amigo. —Hace más o menos un mes y medio. —Y sinceramente, en ese mes y medio no ha salido mucho. Se esfuerza en hacer compras grandes en los supermercados para abastecerse y no tener que salir más y si va afuera es para acceder a las tiendas de discos y vinilos que tan famosas son en la ciudad. Le gusta coleccionar cosas y luego escribir delirios en cuadernos, esos que sólo tienen sentido cuando está de coca. Lleva un año tratando de escribir un postulado sobre las ideas filosóficas del gran Lord Byron, pero es imposible: nada hace sentido sobrio y sobrio no le sale escribir. Es como que gana vergüenza y se siente cohibido y demasiado consciente de sí mismo. Bueno, dentro de lo posible, porque es cierto que es hijo de un multimillonario y a esos les es imposible verse tan inútiles como realmente son. Además, es tan obsesivo que sólo a él le hacen sentido las cosas. La escucha tronarse los huesos del cuello y no puede evitar hacer lo mismo, Keith gira la cabeza de un lado a otro y no sabe si se escucha en el exterior, pero a él le llega el sonido de un gran trueno. —Keith Allen. Probablemente no nos veamos mucho, viendo como eres tú y viendo como soy yo, pero es un gusto. —Saluda, sonriente, y ahí otra vez vuelve sus ojos a ella. — ¿Tú?

asiente. la respuesta no la sorprende para nada: tiene cara de tener plata. no es algo que pueda explicar, pero bobby siempre ha tenido un radar para estas cosas, como si pudiera distinguir a esa gente de aquella que frecuentaba en nueva york. no se cree para nada superior a la gente con una cuenta de banco más grande que la suya, todo lo contrario. de momento el chico le agrada, y eso le basta para no dejarlo con la palabra en la boca. vuelve a fumar, deja pasar un instante antes de decir algo. “ sí, yo también, ” coincide, “ —pero estoy segura de que del otro lado, ese olvidado por dios. ” no se explaya porque está segura de que él sabe bien a qué se refiere y a ella no le apetece rememorar un pasado que le sabe tan lejano y oscuro. sobre todo lo segundo. “ hace varios años, no sé cuántos. ” no los cuenta. “ pero no es que sea la vecina más sociable del edificio, así que si nos hemos visto antes, no me acuerdo. ” o probablemente no había captado su interés hasta ahora como para registrar su rostro y recordarlo. “ ¿tú? ¿hace mucho o poco? ” ladea la cabeza y se truena un par de huesos del cuello, observa el panorama que se despliega en frente suyo. bobby nunca ha sentido esa pertenencia que siente otra gente con ningún lugar, y se pregunta si acaso su tiempo en londres también ha llegado a su fin, si la ciudad ya no tiene mucho más que ofrecerle que climas malos y depresión crónica. está la librería, sí, pero también podría estar en cualquier otro lado. no es algo que la ate a inglaterra. el problema es que no sabría a dónde ir, ni con qué dinero, ni si se sentiría viva en algún punto o continuaría como una muerta en vida en italia o grecia o alguno de esos lugares a donde viaja la gente para encontrarse. probablemente sí. da otra calada. “ ¿cómo te llamas? ” pregunta entonces, finalmente.